Nos encontramos con un nuevo “pequeño gran” juego de los que, por suerte para los aficionados a la máquina de Nintendo, están comenzando a invadir la eShop con cada vez más fuerza. En este caso se trata de un título de Capcom, que pasó en su momento por la Apple Arcade de iOS. Un juego que puede presumir de una tremenda humildad que, por desgracia, hizo que no destacase demasiado en los dispositivos móviles de la manzana pero al que, presuponemos, tendrá una mejor carrera en Switch.
Vamos a lo que vamos: ¿De qué va Shinsekai Into the Depths?
Tenemos delante de nosotros una nueva historia entre la distopía, la fantasía y la aventura. Somos una especie de buzo que tiene que sobrevivir en el fondo del mar mientras el mundo se está congelando. Lo único que nos mantiene vivos es toda la tecnología que, de alguna forma, reside en el fondo marino y nuestro traje. Por lo tanto, tendremos que cuidar en extremo este último para que las cosas sigan como están. O sea, que tenemos que seguir vivos hasta salir de la pesadilla en la que vivimos.
Y aquí empieza lo que viene siendo el juego: la clave de todo es sobrevivir y para ello, tenemos que huir, escaparnos de donde estamos, porque el mundo se congela detrás de nuestros pasos. Desde muchos aspectos, un juego en entorno 2D como es Shisenkai Into the Depths se catalogaría como un metroidvania de manual. Realmente tenemos libertad de movimiento, elegimos hacia donde nos vamos y las plataformas no siguen los cánones de eje de los juegos de plataformas 2D clásicos. Aquí podemos tanto subir, como retroceder, como avanzar… Sin embargo, el juego en todo momento te empuja a que avances. No por algo el mar se está congelando. Este detalle separa un poco este juego de los clásicos Metroid y Castlevania, lo que sin duda le convierte en un “rara avis” de su género. No es ni plataformas 2D, ni Metroidvania. Es él mismo y nos gusta que sea así.
Es por tanto, nuestra misión avanzar en todo momento, siempre firmes, buscando formas de seguir vivo. Principalmente tendremos que conseguir botellas de oxígeno, primordiales para no acabar flotando inerte en el fondo abisal en el que nos movemos. También tendremos que tener cuidado, porque el contacto con el hielo, así como los grandes golpes, podrán estropear nuestro traje y hacer que la supervivencia sea más complicada. Para arreglar y mejorar nuestro medio de supervivencia, tenemos minerales y piezas. Además de poder accionar dispositivos para, por ejemplo, desbloquear nuevos caminos.
Como herramientas básicas tenemos armas, con las que nos defenderemos de los bichos y robots que nos ataquen, que no serán pocos, así como taladradoras para explorar ciertas zonas en busca de nuevos materiales. Como veis, unas mecánicas sencillas y que, poco a poco, irán creciendo.
Un detalle, antes de entrar en la recta final de este análisis, es hablar del movimiento de nuestro personaje. Somos un buzo, muy esperpéntico, pero un buzo al fin y al cabo. Nos movemos por un entorno en el que la gravedad no existe o no es como la conocemos. Por lo tanto, podemos saltar de forma desproporcionada, elevarnos y un montón de habilidades más. Ahora, una cosa es que la gravedad no sea como la conocemos en el exterior, y otra que no la haya. Cada salto tendrá caída, y cada caída golpe y deterioro. El control del movimiento, por lo tanto, complementa enormemente la jugabilidad de este título, dándole un nuevo punto especial frente a otros juegos similares.
Y, ahora, vamos a lo puramente estético. Para empezar, más que hablar de los gráficos, vamos a hablar de la dirección artística. Y eso parte de la idea del mundo en el que nos movemos. Pese a hablar de un futuro distópico, y a movernos en un ambiente que podría fácilmente compararse con los entornos de Bioshock, el juego nos propone un universo más mitológico y espiritual que el de la obra de Irrational Games (y eso que no le faltaba mitología al asunto). Aquí tenemos paradas de rezo, símbolos extraños. Mezcla perfectamente un entorno mágico con el futuro retro avanzado, muy al estilo en simbología a lo que podíamos ver en otros títulos como Breath of the Wild (también con mezcla entre tecnología y misticismo, pero con más carga de lo segundo).
En general, los gráficos dentro de lo que es el juego son muy adecuados: buen diseño, mejor movimiento, gran desarrollo del mapa… Todo aderezado con efecto submarino, para conseguir un poco más de claustrofobia. Y rematado con una estupenda banda sonora, que hará las delicias de todos los amantes de los juegos humildes.
Nintendo ha sorprendido a todos con un Nintendo Direct Mini de 28 minutos en el que ha desvelado un buen puñado de nuevos lanzamientos para Nintendo Switch, entrelos que encontramos diversos remasters y ports de juegazos ya lanzados, amén de algunos juegos completamente nuevos y DLCs.
