Hace unos días os contamos como una plaga en World of Warcraft, la de la Sangre Corrupta, fue estudiada por epidemiólogos de todo el planeta; ahora es el punto en el que se demuestra la validez de dichos estudios. Los investigadores que detallaron la expansión, la contención y el tratamiento de esta enfermedad virtual en Azeroth son ahora doctores encargados de tratar el COVID-19, conocido como el Coronavirus.
Eric Lofgren y Nina Fefferman, doctores que redactaron un paper en 2007 titulado "The untapped potential of virtual game world to shed light on real world epidemics" (algo así como "el potencial oculto de los mundos virtuales para arrojar luz sobre las epidemias del mundo real"), están trabajando en esta reciente crisis. Y tienen muy en cuenta las lecciones aprendidas a partir de la Sangre Corrupta que asoló World of Warcraft en 2005.
Tras ser contactados por Wes Fenlon de PC Gamer, ambos le responden con cariño hacia ese estudio realizado en 2007. Hay que aclarar que Lofgren trabaja ahora en la Universidad de Washington State dentro de las infecciones asociadas al sistema sanitario, uno de los estados más afectados por el COVID-19 en Estados Unidos, mientras Fefferman está ahora asociada a la Univesidad de Tennessee, donde se trabaja sobre el efecto de las decisiones individuales en estas pandemia.
Para Lofgren, el estudio realizado hace 13 años le sirvió para entender el factor humano en este tipo de situaciones: "Para mi, creo que ilustra muy bien lo importante que es entender las conductas humanas [...] la realidad es que hay un virus expandiéndose a través de la gente y el cómo interactúa esa gente, cuál es su comportamiento y el caso que le hacen a las autoridades son cosas muy importantes. Y todo esto puede ser muy caótico".
El doctor habla sobre un punto muy criticado de dicho estudio, el de que en un videojuego la intención de algunos de contagiar a los demás no extrapolable a la vida real. Sin embargo, Lofgren razona lo siguiente: "La gente no está haciendo que otras personas se infecten de manera intencional, pero ignorar tu potencial para hacerlo es algo bastante similar [...] Las epidemias son un problema social".
El Convention Center de Los Angeles ya no se vestirá de gala para acoger a los videojuegos del futuro en la Electronic Entertainment Expo.
En cuanto a Fefferman, la doctora cuenta lo siguiente sobre ese estudio de 2007: "Me sirvió para pensar muy profundamente en cómo la gente percibe las amenazas y como las diferencias en esa percepción puede cambiar su comportamiento. Mucho de mi trabajo desde entonces se ha centrado en construir modelos sociales de percepción de riesgos y no creo que hubiera llegado a eso de una forma tan sencilla si no hubiera pensado en las discusiones de los jugadores de WoW sobre la Sangre Corrupta".
Además de para distraernos durante el confinamiento ordenado por gobiernos de todo el mundo, los videojuegos son útiles para buscar soluciones al Coronavirus y poder modelar su expansión días y semanas antes.
La Sangre Corrupta asoló Azeroth hace 15 años y los expertos en medicina de todo el mundo aún estudian el comportamiento de los jugadores ante una enfermedad.
